Borrar un nombre, cerrar los ojos

La casa no es tan grande. La agrandan la penumbra, la simetría, los espejos, los años, mi desconocimiento, la soledad.
Las palabras que son repetidas a manera de mantra, provienen del cuento La muerte y la brújula de Jorge Luis Borges, en el que las referencias esotéricas se vuelven fundamentales para la estructura y el desenlace del cuento, planteándonos que la lógica y la razón pueden llevarnos a entender los patrones de la realidad, pero nunca a controlarla completamente. El fragmento vocalizado, se refiere a la experiencia personal de un personaje (Lonnrot) al encuentro con un lugar (la quinta de Triste-le-Roy). Factores ajenos al espacio mismo, como son el estado emocional del individuo, el tiempo “acumulado” en la edificación, etc., terminan alterando la percepción del personaje que se adentra en un extraño territorio, casi infinito y laberíntico, al que fue conducido por su doble y rival.
En el video, la situación que se presenta es ridícula en principio, un sinsentido. Se escucha una frase que es repetida con una voz distorsionada. Con el paso del tiempo, a través de las repeticiones en un bucle infinito, las palabras adquieren otra forma y un peso específico hasta el grado de volverse incómodas. La irresistible tendencia del público será la de atribuir esa voz a alguien, un sonido entendido como molde, una huella o incluso una parte del cuerpo de una persona única que habla y en donde la imagen solo nos señala un posible responsable.
El personaje que aparece en el video y que suponemos repite el mantra, es en realidad el fragmento de un individuo en una escala alterada, que a su vez nos refiere al cuento, a través de la repetición de un extracto del mismo. Funciona como un mediador inesperado, el mensajero de una verdad fragmentada que se esconde detrás del absurdo, un vínculo entre la vida moderna y espíritus de naturaleza desconocida, un cronista de una realidad muy distinta a la nuestra, pero con la que estamos entrelazados, a la manera del tronco con el que la log lady en Twin Peaks vinculaba a los seres del White Lodge con el agente Cooper.